Tenía un gran peso de culpa encima y no por su promedio de .226 en la postemporada. Era el cargo de conciencia que lo carcomía por su actitud antideportiva el martes pasado, cuando se ponchó parado y reclamó airadamente al principal Francisco Ramírez, quien lo expulsó y casi fue impactado por el casco lanzado al suelo, con fuerza, por el jugador.
“No me siento tan bien como debería sentirme”, dijo admitió, anoche, Pirela. “Lo que pasó fue una mala actitud de mi parte. No me considero un pelotero de tomar esas malas actitudes en el juego, pero son cosas que quizás iban a pasar y tenían que pasar”.
“Me siento bien triste, porque siento que le falté el respeto, no sólo al umpire, sino a la fanaticada, a mis compañeros y a mi familia”, agregó. “Estoy bastante apenado. No sólo le falté el respeto al umpire, sino a Venezuela entera”.
“Lo tomo como experiencia para que no vuelva a pasar en el futuro, porque muchos me toman como ejemplo y no debí haber tomado esa actitud”, reconoció el infielder, quien aseguró que aceptará cualquier castigo que le imponga la liga, que creó un precedente ante la violencia tras suspender esta misma temporada a Yorvit Torrealba por 66 juegos, luego de agredir a Darío Rivero Jr.
“Creo que después de esa mala actitud en el juego, se tiene que tomar una decisión y yo la sabría aceptar como profesional”, destacó. “Sería algo que tomaría para aprender y que no me vuelva a pasar en un futuro”.
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