lunes, 11 de agosto de 2014

Tres décadas de gloria

Hoy se cumplen 30 años de la exaltación de Luis Aparicio al Salón de la Fama. Sus excompañeros Minnie Miñoso, Billy Pierce y el también inmortal Brooks Robinson recuerdan las hazañas que lo llevaron a Cooperstown.


Orestes “Minnie” Miñoso
“Era muy espectacular y tenía mucha confianza en sí mismo”
El cubano Orestes “Minnie” Miñoso fue uno de los primeros en observar las habilidades de Luis Aparicio en las Grandes Ligas. El exjardinero, de 88 años, fue compañero del zuliano cuando llegó a Grandes Ligas, en 1956, año en el que sustituyó al también criollo Alfonso Carrasquel, gran amigo del antillano.
“‘Chico’ se había puesto un poco lento en sus piernas y Luis era más o menos el mismo bateador, más rápido, y era un Guante de Oro también”, recordó Miñoso, vía telefónica desde Chicago. “Era muy espectacular, tenía mucha confianza en sí mismo y daba gusto verlo jugar. Fui a su exaltación en representación de los Medias Blancas. Debe estar debe estar orgulloso de eso y espero que se siga cuidando para que dure 30 años más”.



Billy Pierce
“Simplemente era un jugador grandioso y muy completo”
El zurdo era el as de los Medias Blancas de Chicago cuando Luis Aparicio llegó a las mayores, por lo que abrió en su debut, en el Opening Day de 1956 ante los Indios de Cleveland.
”La primera vez que lo vi pensé que ‘Chico’ Carrasquel había traído a un nuevo hijo al Spring Training, porque Luis era muy pequeño”, dijo el legendario pitcher, vía telefónica desde Chicago. “Era sorprendente ver todo lo que podía hacer. Podía desplazarse hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia atrás, iba hacia adelante muy bien, podía hacer el doble play, es decir, podía hacer defensivamente todo lo que un shortstop podía hacer, y al bate todo lo que podía hacer un primer bate. Simplemente era un jugador grandioso y muy completo”.


Brooks Robinson
“Él era el mejor shortstop cuando yo estaba activo”
Brooks Robinson fue compañero de Luis Aparicio entre 1963 y 1967 en los Orioles de Baltimore, club con el que ambos ganaron la Serie Mundial de 1966 conformando una sólida defensa entre tercera base y el campocorto.
”Él era el mejor shortstop cuando yo estaba activo, absolutamente”, enfatizó el también miembro de Cooperstown, a través del hilo telefónico. “Él podía hacer todo. Tenía un brazo fantástico, un brazo grandioso. Podía ir al hueco y hacer out a los corredores lanzando a sus espaldas. Él era tan elegante como se podía para jugar el shortstop. Él podía hacer cualquier tipo de out y  hacía mi trabajo más fácil, porque tenía un gran alcance. Por eso es que está en el Salón de la Fama”.

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