José Ortega hizo romper en llanto a su madre, Alis Chourio, y a su esposa, María Boada, apenas les dijo que había sido ascendido al equipo grande de los Tigres de Detroit, el pasado 1 de mayo, cuando fue llamado para ayudar al bullpen de los campeones de la Liga Americana.
Y si la sola noticia del regreso a Grandes Ligas del lanzador zuliano llenó de alegría a sus familiares, el orgullo no debe caber en su hogar con el trabajo descollante del relevista, de 24 años.
El nacido en Caja Seca comenzó la campaña en Triple A y se ganó su llamado a punta de strikes. En 14 entradas solo le pisaron el home una vez, y fue una carrera sucia, con 19 ponches y un average en contra de .119. En sus 10 salidas dejó récord de 1-0, con un juego salvado.
Y con los felinos no ha sido diferente: en cinco presentaciones acumula 6.1 entradas en blanco, con seis abanicados y un ínfimo .095 de average en contra.
¿Cuál ha sido la clave del dominio del relevista zuliano?
“Trabajar todo el tiempo por encima de los bateadores, todo el tiempo con los dos primeros strikes, estar encima del primer bateador”, soltó el pitcher, vía telefónica desde Detroit. “La clave es sacar el primer out”.
Y eso lo aprendió tras un consejo de su compañero Joaquín Benoit.
“Me dijo, ‘concentrate siempre en sacar al primer bateador
que enfrentes de out’”, recordó. “Lo único que hago es agarrar los consejos y ponerlos a funcionar”.
Ese fue el único ajuste que hizo el serpentinero, quien ya tuvo una experiencia en las mayores el año pasado.
“Todo el tiempo debo trabajar por encima (en la cuenta) de los bateadores. La primera vez que me subieron me di cuenta de eso”, señaló. “Este año vine y lo puse en práctica. Eso me ha ayudado mucho”.
Eso le permitió mejorar también su control. Luego de otorgar siete en 14 entradas en las menores, apenas suma uno en 6.1 capítulos, en los que ha lanzado el 61% de sus envíos en strike.
“Gracias a Dios he mejorado mucho eso. He tratado de estar más tranquilo y, gracias a Dios, todo me ha salido bien”, manifestó. “No hice ningún cambio en mi mecánica. Solo estuve trabajando en el cambio de velocidad y en mi split. Gracias a Dios lo he mejorado bastante y eso es lo que me ha ayudado”.
El splitfinger se ha convertido en su tercer mejor envío, después de su recta (que pisa las 97 millas) y su slider.
El cambio es el último de un repertorio que su mánager Jim Leyland llama “eléctrico”, aunque reconoce que aún es “muy duro”, debido a su poderoso brazo.
Aún así se las ha ingeniado para llegar a mediados de mayo sin permitir carreras limpias en 20.1 innings, algo que asegura no sorprenderle.
“Trabajé muy duro para eso. Trabajé todo el año. Jugué aquí y al terminar me fui a Venezuela”, manifestó. “Jugué toda la temporada en Venezuela (con Navegantes del Magallanes) y eso me ayudó mucho”.
Ortega asegura no ser supersticioso, por lo que no se coloca presión para mantener su efectividad en 0.00.
“Simplemente no pienso en eso”, indicó. “Cada vez que voy al
montículo pienso es en guerrerar, pelear con ese bateador que está allí y sacarlo out”.
El derecho asegura sentirse listo para ayudar en el bullpen a los felinos en lo que resta de temporada y piensa que está creando esa impresión en su cuerpo técnico, a pesar que su mánager Leyland no ha sido muy expresivo con él, a excepción de su última salida ante los Astros de Houston, el pasado lunes, cuando lanzó dos ceros
“La última vez que pitcheé me dijo, ’buen trabajo’”, contó sobre las palabras de su estratega, que le sirvieron de motivación. “A mí me alegra mucho que lo haya hecho, porque eso lo llena de ánimo a uno, que es un novato que viene subiendo”.
Retaría a Cabrera con recta
José Ortega se siente afortunado de tener a Miguel Cabrera a su lado y no tener que enfrentar al mejor bateador de las Grandes Ligas.
“Es algo impresionante”, dice sobre su compañero. “Muchos equipos sufren mucho cuando está bateando”.
Su receta, en caso de tener que enfrentarlo alguna vez: “recta adentro”.
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