Para empezar, "El Toro" se sometió a un plan de entrenamiento. Perdió siete kilos y quiere perder cinco más antes del inicio de temporada.
“Trabajé muy fuerte en lo que fue los abdolminales y la espalda para que no se repitiera lo del año pasado”, indicó, en referencia a las dos visitas que hizo a la lista de incapacitados, primero por problemas en el tendón de la corva y después por espasmos en su espalda.
Además, hizo algunos ajustes en su repertorio: eliminó su cutter y ahora aplicará más su sinker, tal y como lo hizo en su última salida primaveral, ante Colorado.
“No era un pitcheo que me hacía muy efectivo”, razonó sobre su recta cortada.
Pero el sinker le ha funcionado en el pasado y por ello apelará más a ese envío.
“Fue el pitcheo que me llevó a mí a tener 18 juegos ganados, a ir al Juego de Estrellas. Fue el pitcheo que me llevó a ser quien soy”, afirmó.
En la parte mental también trabajó. Desde que culminó la campaña pasada empezó a ver a un psicólogo para mejorar su temperamento y evitar espectáculos bochornosos como el del 27 de mayo del año pasado.
Ese día "expulsó" al principal Mark Carlson tras no estar de acuerdo con una decisión en el plato, lanzó la pelota a las gradas y terminó destrozando un filtro en el clubhouse.
“Este año va a ser difícil que me salga de mis casillas, no imposible, pero va a ser dificil que ponga otro tipo de espectáculo que no sea pitcheando en la lomita”, subrayó. “He estado trabajando en reirme mucho. El psicólogo me dijo que reirme es muy bueno para la salud y ayuda a controlar las ganas de enojarse”.
Y con una sonrisa espera culminar la campaña de 2010 de las Grandes Ligas.
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