Gerardo Parra siempre soñó con dar un cuadrangular para finalizar un choque de pelota. Lo que nunca pensó es que llegaría en el día más importante de todos los zulianos.
El grandeliga de los Cascabeles de Arizona disparó un jonrón en el noveno inning para que Águilas del Zulia dejara en el terreno 9-7 a Tiburones de La Guaira, el domingo, en el tradicional Juego de la Chinita, desatando la algarabía de 19.644 aficionados en el estadio Luis Aparicio “El Grande”, de Maracaibo.
“Uno siempre sueña con dar un jonrón y ganar un juego, pero no el Día de la Chinita”, dijo Parra. “Siempre he soñado con ganar un juego así y gracias a Dios se dio hoy (ayer)”.
Parra pescó una recta adentro de González para darle a los rapaces su tercera victoria al hilo y su 23ª en Juegos de la Chinita.
“No hay nada comparado, ni con el Guante de Oro”, añadió. “Esto es una emoción más grande, estás en tu tierra y siempre has soñado con un Juego de la Chinita, y ganar de esta manera, es un momento especial en mi vida”.
Fue el sexto vuelacercas de la calurosa tarde marabina, que arrancó con una ventaja de los locales de 5-0 en los tres primeros actos, pero que Salvador Pérez se encargó de pulverizar en apenas dos innings.
El grandeliga de los Reales de Kansas City hizo gala de su poder y dio jonrón solitario en el cuarto inning ante Alex Torres, y agregó otro de tres anotaciones en el quinto ante Adys Portillo, para igualar las acciones.
En el sexto, Darin Ruf también la sacó ante Portillo para voltear la pizarra. Fue el décimo vuelacercas del líder de este departamento en el torneo.
Una entrada después, el zuliano César Suárez también la desapareció para aumentar la diferencia 7-5.
Pero en el séptimo de la suerte también apareció la fuerza de Ernesto Mejía. Con hombre en primera, y un out, el inicialista la envió hacia la mitad de las gradas del center field para empatar sensacionalmente las acciones.
“Después que estábamos 5-0, pensé que no nos podía pasar los mismo”, reconoció el slugger. “Cuando llegamos al dugout, todos nos animamos, dijimos que teníamos que ponerle corazón, y así fue”.
La gran figura dentro del montículo fue el zurdo Vidal Nuño, quien lanzó dos innings perfectos para mantener a raya a unos Tiburones que tenían cuatro innings seguidos pisando el plato.
“La clave para mí fue mantener mi ritmo, mezclando los pitcheos”, apuntó el zurdo, ganador del juego. “Así es que he sido exitoso en todo el invierno”.
“Fue asombroso, una gran experiencia”, agregó el norteamericano, quien nunca había jugado ante más de 3.000 aficionados. “Los fanáticos nos dieron más apoyo cuando llegó el momento de la verdad”.
Y el ánimo creció cuando Pirela abrió el noveno con imparable hacia la derecha, abonando el camino para que Parra desatara la locura en el estadio: su batazo hizo que una muchedumbre saltara al terreno a celebrar con sus jugadores.
“Nunca había ‘manageado’ un juego tan emocionante como este. Tuvimos nuestros pros y contra, pero al final salimos victoriosos”, destacó el mánager Luis Dorante. “Sabía que le juego se iba a terminar de esa manera, con un batazo”.
“Esto es un momento grande para nosotros, y más para la afición, que siempre ha deseado que ganemos el Juego de la Chinita”, añadió Parra. “Esto es un momento especial en mi vida. Gracias a Dios pude lograrlo y lo importante es que obtuvimos la victoria”.
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