Hace un año Luis Salazar casi fue protagonista de una tragedia. Hoy es una inspiración para miles de personas por su forma de asumir la adversidad.
Lake Buena Vista (Florida) / Enviado Especial.- El 9 de marzo de 2011 fue un día que cambió la vida de Luis Salazar. Fue un día que casi se convierte en tragedia, pero que en realidad terminó siendo una especie de bendición para el actual mánager de los Hillcats de Lynchburg, sucursal Clase A avanzada de los Bravos de Atlanta.
En la tarde de ese 9 de marzo, en el Champion Stadium, de Lake Buena Vista, los Bravos recibían a los Cardenales de San Luis en su sede primaveral, donde Salazar fue impactado en el rostro por un foul conectado por Brian McCann. La pelota dio en su ojo izquierdo y su cuerpo inerte cayó dentro del dugout. Se temió lo peor. Estuvo inconsciente y por un momento no respiraba. Un helicóptero se lo llevó al hospital, donde se pudo recuperar, a pesar de perder su ojo.
“Con tantos años que tengo jugando el béisbol jamás me imaginé que iba a pasar una cosa así, con tantos turnos al bate nunca recibí un desbol serio, pero uno no sabe lo que pueda reparar la vida en el camino”, dijo el técnico, un año después de lo sucedido, gozando de buena salud y con una prótesis que lo hace lucir como si nada hubiese sucedido.
“La vida le cambia a uno de un momento a otro. En segundos”, resumió. “Fue un momento inesperado, de reflexión, pero he asimilado bastante lo que ha sucedido”.
“Fue un día bastante difícil, pero hoy en día he servido de ejemplo para que mucha gente pueda seguir adelante”, agregó el ex mánager de Águilas del Zulia y miembro inolvidable de la Guerrilla de Tiburones de La Guaira. “Para mí ha servido de inspiración, en muy buena parte con todo el respaldo que me ha dado mucha gente con este tipo de lesiones que sufrí”.
La organización de los Bravos de Atlanta, en pleno, le extendió la mano para ayudarlo a recuperarse. Además, recibió palabras de aliento de muchas partes, incluyendo de su natal Venezuela. Ahora, él agradece ese apoyo sirviendo de ejemplo a otra personas.
“Me siento bastante bien. Quiero darle las gracias a mucha gente que me ha dado ese gran respaldo, a la orgaización de los Bravos de Atlanta, a su presidente, gerente, director y su staff, a mi compadre José Martínez, que asistente a la presidencia, a todos mi compañeros coaches y toda esa gente en Venezuela que me dio ese gran respaldo en ese momento tan difícil”, soltó.
“Me siento muy complacido, me siento restablecido, ya cumpliendo mis labores de rutina”, agregó. “Ha sido una nueva etapa en mi vida al ayudar a muchos, porque he motivado a mucha gente con esto que ha pasado, porque he motivado a mucha gente que ha tenido este tipo de incidentes y que se ha quedado en sus casas, en sus rincones, deprimidos, pero con mi historia y con todas las cosas que han pasado les he levantado el espíritu de que sí se puede lograr y que sí se puede salir adelante ante las adversidades”.
Para Salazar ha sido más que gratificante ser el portavoz de aquellas personas que necesitan una motivación, siendo él mismo un ejemplo perfecto de optimismo.
“No me esperaba que esto hubiese sido así de esta manera. Me han llamado de muchas partes para motivar a mucha gente que ha sufrido este tipo de lesión”, contó. “En verdad me siento muy contento y a la vez me llena de aliento poder ser quien transmita ese mensaje positivo de seguir adelante y no quedarse arrinconado”.
Uno de esos momentos especiales los vivió en Venezuela, en diciembre del año pasado.
“Fui con mi esposa y mi hija a visitar un hospital en Caracas y fue bastante difícil ver a tanta gente con problemas”, comentó. “Pero al verme a mí presente les serví de inspiración a muchos de ellos para seguir adelante”.
“Ver la sonrisa en los labios de cada uno de ellos me llenó bastante, tanto a mí como a mi familia, a mi señora”, prosiguió. “Fue un momento bastante emotivo, porque pude transmitirles, pude llevarles esa sonrisa a cada uno de ellos. Después de pasar ese gran incidente acá, poder estar con ellos, compartiendo y contándoles lo sucedido, de que sí se puede seguir adelante, que las cosas nos pasan por un motivo y el motivo de ese momento de estar en el hospital era transmitirles ese mensaje de seguir adelante y darle una sonrisa a cada uno de ellos”.
El anzoatiguense, de 55 años, no sólo ha sido motivación para personas fuera del terreno de juego, sino para el mismo McCann, quien involuntariamente fue el causante del golpe en su rostro.
“Brian se sintió bastante decaído por el incidente y yo fui el gran motivador que pude influir para que él saliera adelante”, subrayó. “Las cosas pasaron por accidente, no fue su culpa”.
Desde entonces han desarrollado una bonita amistad.
“Hemos estado en contacto muchas veces. Siempre está pendiente de ver cómo estoy, cómo sigo, porque ese momento no lo puede borrar de su mente”, destacó. “Perole digo de manera positiva que no se vaya a decaer por eso, porque estoy bastante bien, 100% recuperado, y lo que pasó, pasó. Ya eso quedó atrás, hay que seguir adelante. Yo soy el que lo motiva más bien a él”.
Salazar reconoce que nació de nuevo ese 9 de marzo de 2011 y simplemente tiene su norte en el presente y en el futuro.
“Me siento como si no me hubiese pasado nada. Simplemente las cosas que quedaron atrás y seguir adelante”, dijo mientras reflexionaba: “Dios me dio esa gran oportunidad para abrirle las puertas a otros para que puedan seguir su camino, seguir adelante y no quedarse encerrados en sí mismo”.
Inolvidable
“Jugué muchos años en Grandes Ligas, estuve en Series Mundiales, pero cuando salí al terreno, el 16 de abril en Lynchburg, con un estadio repleto, con ese gran respaldo que me dieron los medios y la fanaticada, fue el momento más emotivo de mi carrera”.
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