Eso lo sabía César, en 1988, cuando en un viaje que hizo de Maturín a Cabimas se encontró en un aeropuerto al “Gran Gato”, a quien le solicitó un autógrafo para su pequeño hijo, de ocho años.
OBSEQUIO Fue el primer autógrafo que César le consiguió a su muchacho, quien seguía la pelota, a pesar de que, para esa fecha, todavía no había ido a un estadio de béisbol profesional. Ese obsequio llegaría más adelante, en 1991, cuando se mudaron a Maracaibo y, sólo por complacerlo, lo llevó a la inauguración de la temporada 91-92, en la que abrió en casa, para Águilas del Zulia, Wilson Álvarez, otro de los jugadores predilectos de su vástago.
COMPLACIENTE Como todo buen padre, siempre buscó la forma y la manera de complacer a su hijo, tanto así, que lo llevaba a los hoteles y al aeropuerto para que pudiera conseguir más autógrafos y así conocer a otros ídolos, como Omar Vizquel, Antonio Armas, David Concepción, y compañía, con quienes se fotografiaba para que el recuerdo fuera aún más especial. Tanto amor por complacer a su hijo hizo que, el ya no tan pequeño, tras salir de la universidad, se fuera por el camino del béisbol, indirectamente, para hacerlo su forma de vida.
OBSTÁCULO Aunque a comienzos de este año enfermó, César ya sabía que su tarea con el segundo de sus hijos, al igual que sus hermanos, estaba hecha y podían seguir por sí solos su rumbo. Durante su enfermedad, su hijo quiso devolverle de alguna manera lo que fue el mejor regalo de su vida. A César le diagnosticaron cáncer de páncreas, por lo que inmediatamente su hijo pensó en uno de sus ídolos, a quien le diagnosticaron la misma enfermedad, aunque en otra parte del cuerpo, y salió airoso, por lo que se convirtió aún más en una inspiración para sus paisanos.
SORPRESA El pasado 2 de mayo, día de cumpleaños de César, recibió una llamada que cuadró su hijo gracias al camino que le ayudó a labrar como padre.
“Hola, ¡feliz cumpleaños! ¿Sabes quién te habla?”. César trataba de reconocer la voz y respondió ante el soplo de su hijo: “Andrés Galarraga”.
“El Gran Gato” lo conmovió con su llamada y le dio consejos para batallar la enfermedad. “Muchas gracias, Andrés”, dijo César con los ojos “aguarapaos”.
“Eres un ejemplo para todos. ¿Sabes? El primer autógrafo que le di a mi hijo fue tuyo. Decía: Para mi amigo Augusto José, de Andrés Galarraga”.
HOMENAJE A pesar de su lucha, César, como ya sabrán, mi papá, no salió airoso de su batalla, pero dejó sembrada una semilla que me permite ahora escribir estas líneas. Gracias a él, soy quien soy hoy en día, un periodista deportivo, y estoy orgulloso, al igual que mis hermanos, Júnior y Greisy, y mi mamá, Rosa Teresa, del legado que nos dejó como padre de familia. A sólo horas de tu partida de este mundo terrenal, quise dedicarte este espacio y todos los logros y éxitos que vengan de aquí en adelante, que sé que me ayudarás a labrar desde el cielo. Te amo mucho y te extrañaré más. Que Dios te bendiga y te tenga en su gloria. Con amor, tu hijo Augusto José.
Publicado el 19/05/07 en Diario Panorama. La reproduzco en memoria de mi amado padre, a cuatro años de su partida.
Q bonito artículo. Tu papá te mostró el camino a seguir. Eso no tiene precio. Saludos.
ResponderEliminarExcelente Augusto. Bonita historia y orgulloso de tu padre por todo lo que hizo por ti.....
ResponderEliminarNuestro viejos hicieron todo por nosotros. estas lineas sirvan queridos amigos para que sepan valorar como un tesoro a sus padres que todavia viven....
Dejo aquí una lágrima de tristeza por la ausencia que aún debes sentir, Augusto, y que yo siento al leer tu nota, pero también es de alegría, por saber que sabes que tu papá sigue contigo en tu profesión, en tu día a día y en tu vida. Un abrazo, hermano. A ti y a César, ahí a tu lado.
ResponderEliminarOrgullosa de ti, sobrino excelente publicación; cada vez que la leo no puedo evitar que salgan las lagrimas de alegría y ver el legado que dejó mi hermano en Uds. y que es para nosotros un ejemplo a seguir para levantar a nuestros hijos, que Dios te bendiga y que sigan los exitos. Luzmila Cárdenas
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