lunes, 29 de marzo de 2010

“Me estaba engañando yo mismo”

Miguel Cabrera se confesó con PANORAMA y habló de su cambio de actitud tras los problemas del año pasado.
Lakeland (Florida).- El final de la temporada de 2009 fue muy amargo para Miguel Cabrera. Sus Tigres de Detroit habían quedado eliminados en un juego extra contra los Mellizos de Minnesota, días después que el inicialista vivió un problema familiar que se hizo público.
El aragüeño, de 26 años, fue llevado a una estación policial, el pasado 3 de octubre, luego que su esposa tuviera una discusión con él tras llegar en estado de ebriedad a su hogar. Cinco meses después, Cabrera reconoce que ese desagradable momento fue una llamada de alerta para salvar su vida familiar y su carrera.
“Cuando las cosas se te hacen un problema, tienes que reaccionar, tratar de corregir los errores lo más pronto posible”, dijo Cabrera a PANORAMA. “Es bien difícil aprender de tus errores, y gracias a Dios no pasó más de lo que podía pasar”.
“Ese límite bastó para que me diera cuenta y reaccionara a las cosas que estaba haciendo”, agregó el jugador. “Esa noche tuve problemas personales, pero más que todo era porque me cerraba mucho con las personas. No soy un tipo que puedo hablar mucho, no soy muy abierto. Todos los problemas que tenía me los guardaba, y siempre llegaba el momento no adecuado y explotaba”.
Luego de tocar fondo con el problema con su esposa Rosángel, decidió buscar ayuda profesional.
“Sí, fui a un psicólogo”, confirmó. “Me ha dado muchas cosas que puedo experimentar en mi vida diaria y que, en realidad, me han ayudado mucho”.
Cabrera ha sido un joven que ha tenido que lidiar con la presión desde los 16 años, cuando fue firmado por los Marlins de Florida con un alto bono de 1.8 millones de dólares. Grandes cosas se esperaban de él, y pudo cumplir.
Fue campeón de la Serie Mundial a los 20 años, siendo subido de las menores para darle un jonrón a Roger Clemens como cuarto bate ante los Yankees. Puso números estelares y fue cambiado a Detroit en 2008, cuando recibió uno de los mejores contratos de las mayores y el más lucrativo para venezolano alguno en la historia de las Grandes Ligas: $152.3 millones por ocho años.
“Yo pensaba que la (presión la) estaba manejando bien, pero no estaba manejando las cosas bien”, indicó. “En realidad no estaban conociendo a la persona que yo soy. Siempre transmitía algo que era negativo, que no me importaban las cosas y que yo, con todo el talento que tengo, no lo sabía aprovechar”.
“Eso era lo que yo estaba expresando, y en realidad no es así”, añadió. “Yo me preocupo por las cosas de mi trabajo, pero el método que estaba tomando no me estaba funcionando”.
“A veces yo decía que las cosas estaban bien y no estaban bien. Me estaba engañando yo mismo y, gracias a Dios, me pude dar cuenta”, subrayó. “Cuando uno comete un error, uno tiene que buscar las herramientas para arreglarlo. Eso fue lo que yo busqué, una ayuda personal para poderme controlar con mis sentimientos, con las reacciones que pueda tomar en la vida”.
El toletero dijo que uno de sus principales defectos era molestarse por cualquier tipo de situación, por muy insignificante que fuera.
“Cualquier cosa me ponía bravo”, reconoció. “Eso era parte de la inmadurez y la inexperiencia que tenía. Eso me ha llevado a que tenga un poquito más de madurez, un poquito más de responsabilidad en mis actos”.
También aseguró que la ayuda profesional que buscó no se debía a problemas con el alcohol, sino a la forma de pasar su tiempo libre.
“Ya no me hace falta estar compartiendo con los amigos y tomarme un trago”, explicó. “Puedo seguir compartiendo con ellos, con mis amistades de Venezuela, disfrutando en la playa, pero sanamente. Ya compartir y disfrutar no es tomarnos unos tragos, tomarnos una botella, sino pasarla bien con la familia y disfrutar el momento”.
En su vida familiar, Cabrera parece haber encontrado el camino correcto, algo que también piensa seguir haciendo con el béisbol.
“Si quería jugar por muchos años, tenía que hacer algo de lo que estoy haciendo. Es como construir una casa, si tú no construyes las bases bien, en 10 o 15 años esa casa se va a derrumbar”, explicó. “Eso es lo que pasa con muchos de nosotros, los peloteros, que no sembramos una buena base, a pesar que nos está yendo bien ahorita, y cuando cumples más de 30 años, llegan las lesiones y es cuando tu carrera empieza en descenso”.
Y por eso decidió hacer unos cambios a los que les está viendo los beneficios.
“Uno a veces tiene que hacer cambios en su vida. Tomar las cosas positivas para llevarlas a la vida diaria para ver cómo le funciona a uno”, dijo. “Me siento bien conmigo mismo. Las cosas me han marchado mucho mejor y trato de concentrarme en lo que más quiero, que es mi familia y el béisbol”.

Renacimiento
Miguel Cabrera asegura sentir alivio al mejorar su actitud personal. “Como figura pública la gente te ve en la calle y no era la mejor imagen que podía enfocarle a un niño, a la juventud hoy en día, sino que tienes que transmitirle un mejor mensaje. Tienes que transmitirle que en esto debe haber disciplina, mucha constancia, y cometiendo ese tipo de errores que hice en el pasado, no era lo mejor”.

Publicado en el Diario Panorama el lunes 29 de marzo de 2010

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