Andrés Galarraga cedió con orgullo su marca de 1.425 empujadas a Miguel Cabrera, a quien ve sumando los turnos necesarios para ganar su cuarto título de bateo.
Andrés Galarraga y Miguel Cabrera tienen mucho en común: bateadores derechos de poder, inicialistas, y nacidos para romper marcas... Aunque el aragüeño lo hace con una facilidad pasmosa comparado con el caraqueño o cualquier otro venezolano en Grandes Ligas.
“El Gran Gato” mantuvo hasta este año las marcas de más jonrones (399) y más remolcadas (1.425) para un criollo en las mayores, luego de una cosecha de 19 temporadas. En su 13ª, Cabrera las eclipsó, y aún tiene ocho años garantizados de carrera, que podría llegar a 10 más si puede ejercer las opciones de su contrato para las campañas de 2.024 y 2.025. Es mucho tiempo para predecir el futuro, pero Galarraga está seguro que su heredero dejará un registro muy difícil de batir.
“Si yo lo puse en 1.400, Miguelito va a poner eso fácil en 2.000”, soltó Galarraga, vía telefónica desde West Palm Beach. “Desde que él llegó a Grandes Ligas fue produciendo y se notaba que iba a ser una súper estrella desde que comenzó. Puso números rápidos, siguió bateando de esa manera y todavía le quedan siete, ocho años más de producción, y esos récords van a ser duros para superarlos”.
El exinicialista, de 54 años, se adueñó de la marca de empujadas el 21 de mayo de 1997, luego de
conectar un jonrón de dos carreras con los Rockies de Colorado en San Francisco para superar las 950 que impulsó David Concepción hasta 1988. El registro le duró 18 años, hasta el pasado domingo, cuando Cabrera lo dejó atrás, también con un cuadrangular de dos carreras para los Tigres de Detroit, en Houston.
“Ya eso estaba por venir”, dijo sobre el nuevo reinado de 1.426 empujadas de Cabrera. “Es un orgullo, un placer y un honor que lo haga Miguelito. Eso se sabía que iba a ser rápido, como él venía produciendo con sus empujadas, con sus jonrones, de verdad que lo felicito”.
“Como he dicho en entrevistas anteriores, Miguelito iba a romper mis récords, y no solo los míos, sino los de muchos, y se lo va a poner difícil a los demás venezolanos para que lo alcancen a él”, añadió.
La marca de más empujadas en las mayores es de 2.297, en poder de Hank Aaron, uno de los cuatro hombres con 2.000 o más remolcadas, junto con Babe Ruth (2.214), Cap Anson (2.075) y Alex Rodríguez (2.032). Y aunque “El Gato” no se atreve a pronosticar que superará el registro, está seguro que al menos estará al lado de ese cuarteto al final de su carrera.
Cabrera promedia en su carrera 110 empujadas por campaña, por lo que de mantener ese ritmo podría superar las 2.300 impulsadas al final de su contrato garantizado.
“Ese va a estar metido ahí, seguro, si él cuida su físico”, subrayó. “El juego de pelota lo tiene natural. Es un bateador nato y tiene que cuidar su cuerpo, mantenerse fuerte para evitar lesiones y conseguir eso”.
Aunque ya no posee récords ofensivos vitalicios, Galarraga
aún tiene en su poder los registros de mayor average (.370), más jonrones (47) y más empujadas para un venezolano en una temporada.
“Ese de 47 se lo llevan en cualquier momento”, afirmó el caraqueño, quien ha tenido cerca en par de campañas al propio Cabrera, quien disparó 44 en 2012 y 2013.
“El de las empujadas dependes más del equipo, que te ayuden, porque no depende tanto de lo individual, sino de tener a bateadores adelante que se embasen todo el tiempo, tener esas bases ocupadas para poder traerlas”, destacó el exslugger, quien trajo 150 compañeros en 1996 y 140 en 1997, siendo Cabrera y Magglio Ordóñez quienes más se le han acercado, con 139 fletadas en un año.
“El de .370 es el más duro, porque uno batea de 4-1 y el average te baja”, resaltó. “Es muy fácil bajar el promedio si no te mantienes dando dos hits de manera consistente”.
Ordóñez, cuando ganó el título de bateo de la Liga Americana en 2007, es quien más se ha acercado al average que le dio al “Gato” la primera corona de bateo para un venezolano, en 1993.
Cabrera, quien promedia .352 este año, no es líder bate por la falta de apariciones al plato, debido a su paso por la lista de lesionados, algo muy similar a lo que vivió el legendario jugador de los Rockies en 1993.
“A mí no me extrañaría que ganara otro título de bateo”, dijo sobre Cabrera, quien necesita 3,4 visitas al plato en los 45 juegos restantes de los Tigres para sumar las 502 apariciones que lo calificarían para la corona de bateo.
“En el peor de los casos él podría hablar con los
técnicos para que lo pongan de segundo bate, como hizo (Don) Baylor conmigo cuando estaba en Colorado”, comentó. “Llegué a batear de segundo para coger más turnos cuando fui campeón bate. Estuve de segundo bate, con una rodilla mala, tratando de coger todos esos turnos, y seguir bateando, porque tenía a Tony Gwynn al lado, siguiéndome los pasos”.
Es solo cuestión de tiempo para que el aragüeño alcance los turnos para buscar su cuarto título de bateo y el sexto de manera consecutiva para Venezuela (Carlos Gonzalez en 2010, Cabrera entre 2011 y 2013, y José Altuve en 2014). Jason Kipnis, de los Indios de Cleveland, es el actual líder del joven circuito, con .326, muy por debajo de los .352 del venezolano.
“Yo le he dicho a él y a muchos: ‘miren, ustedes pueden ganar cinco o seis campeonatos de bateo, pero nunca van a llegar a .370’. Tu sabes, como para retarlos”, admitió Galarraga, con su inigualable sonrisa. “‘Nunca se sabe Gato’, me dicen. ‘Déjenme algo, para seguir disfrutando de mis .370’, les digo. Creo que con ese sí me puedo quedar yo, por lo menos”.
Si es que el propio Cabrera no piensa lo contrario.
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