Águilas del Zulia volaba cómodo a la clasificación... Pero cayeron estrepitosamente y suman seis derrotas en fila. ¿Alzarán vuelo de nuevo?
Águilas del Zulia lucía su mejor cara de la temporada antes del inicio de la última semana de la Lvbp. A pesar de ser barridos en Florida por Cardenales de Lara, los dirigidos por Eduardo Pérez parecían encaminados a unirse a Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes como los primeros en arribar a 30 triunfos en la temporada.
Con récord de 26-21 antes de su viaje a Estados Unidos, y con Gerardo Parra, Alberto Callaspo y Carlos González en su alineación, los zulianos estaban crecidos, pero en cuestión de días el panorama cambió drásticamente y van en caída libre.
¿Qué pasó? ¿Por qué el descenso? Parece simple. Sin entrar en muchos detalles, llevan seis derrotas al hilo y han perdido ocho de sus últimos nueve compromisos. Casualmente, todas esas pérdidas han coincidido con la ausencia de una de sus figuras. En Florida faltó Callaspo; mientras que la seguidilla de reveses coincidió con la lesión de Parra, quien sufrió una rotura parcial del cuádriceps de su pierna izquierda durante el único choque que ganaron los zulianos la semana pasada.
Precisamente, después de ese triunfo sobre Tiburones en Maracaibo, Águilas colapsó. El club bajó al cuarto lugar, La Guaira le respira en la nuca a medio juego y los peligrosos Tigres de Aragua parecen resurgir de sus cenizas (¿Quién los llamó eliminados?) para acercarse a juego y medio de los rapaces.
¿Saben cuál es el récord de Zulia con sus tres grandeligas juntos en el line up? 12-4. ¿Con la ausencia de alguno de ellos? 15-25. Preocupante, ¿verdad? Y lo es aún más al saber que Parra no jugará más en lo que resta de ronda regular.
La gerencia movió la mata y tomó medidas drásticas. Salieron del grandeliga Henry Rodríguez, del utility Luis Bolívar y botaron al Pitcher del Año de la campaña pasada, David Austen. Sus lugares fueron llenados por Mario Lissón, Amalio Díaz y el dominicano Sandy R'Leal.
Aunque Rodríguez siempre ha confrontado problemas con su control, su brazo es una de los que se ven pocas veces, y mucho menos en un equipo como Águilas, que adolece de un buen staff de lanzadores criollos. La llegada de Lissón no viene a resolver ningún problema ofensivo, que es su fuerte, ni mucho menos defensivo, porque su guante no es ninguna garantía para el equipo con más errores en la temporada.
El cambio de Díaz se ve un poco más favorable. Es un brazo criollo que puede ayudar, más a llenar una vacante en la rotación que ha sido difícil de llenar; mientras que la salida de Austen puede tener dos lecturas: esperaron lo suficiente por él, es verdad, pero no todas sus salidas fueron tan deficientes como la del sábado (siete carreras limpias en un inning). Peor fue la de Wilton Chávez, ¿no?
Ahora, si Águilas quería darle más estabilidad a su infield, ¿no hubiese sido mejor traer a un pelotero más versátil y seguro con el guante? Con Caribes pudieron hacer un cambio mejor. Los orientales, especialmente su coach de pitcheo, Wilson Álvarez, querían llevarse a Jean Carlos Granado (4-3, 6.17), quien no ha tenido una actuación tan descollante como para ser declarado intransferible, pero goza de la confianza de Eduardo Pérez. ¿A quién ofrecía la tribu? A Jonathan Herrera, que es zuliano, grandeliga, veloz, con experiencia y buen defensor de todas las posiciones del cuadro. Herrera pudiese ser hoy mismo el campocorto con experiencia que hace falta por la enfermedad de Wladimir Sutil, y el primer bate que se extrañará por la ausencia de Parra.
Lo cierto del caso es que Águilas luchará con lo que tiene, pero deben reaccionar ya, si no quieren ser recordados como el equipo con el peor colapso en sus 40 años de historia.
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